martes, 8 de noviembre de 2016

¿CARIÑO DESORDENADO?...






     La primera criatura nació durante uno de los primeros tachones de un febrero doloroso de frío; a la hora que el Hacedor dictó y sin concurso ni aquiescencia de quiromante o alineación de planeta alguno. Venía ya magra, compacta y preparada para la lucha más allá de la maternal caverna. Por el modo como enchufó esta desesperada hembra los primeros calostros de su madre, barruntó, el que todo en un segundo plano observaba, que la criatura haría bueno durante su existencia aquello de la Voluntad de Poder. Le resultó antipática y descarada, de entrada...

     Muy justo le vino, en aquel ya lejano mismo amanecer, el segundo abultamiento de la vulva a la que reintentaba de memoria y carrerilla el milagro de seguir dando Vida. Tiempo, al que todo lo observaba en cuclillas, sí que le dio de volver a incendiar con alcohol --como displicente y anacrónico practicante-- las tijeritas que inauguraban una aséptica nueva vida. Hembra también, como la que media hora escasa hacía, ayudado a alumbrar había. El improvisado comadrón pudo intuir que la segunda cría, Blanquita, en la lucha por el mejor surtidor de la madre,  se llevaría desplantes y empellones de la primogénita, amén de escasa leche.

     Bastaron sólo diez soles de aquel enjuto, arrecido y encogido febrero, para que la hermana de Blanquita le doblara en gramos. La irracional ojeriza del amo hacia la mayor, en un intento por corregir con melindres semejante hándicap, no le iba a la zaga ni en desproporción. La Naturaleza y el Sino se impusieron en todo su abanico malhadado, según habitual y humano criterio. Y durante el undécimo gélido atardecer de sus existencias, Bimba --la mayor--, encima, aplastando, en un receso y descuido de su madre, quiso hacer rescoldo y cisco con su indefensa gemela. El alambrito, que por costilla tiene un animal tan tierno, horadó un pulmón... Blanquita expiró sobre el pecho de su amo con un cri-cri como de grillo un domingo a la hora del ángelus.

     La antipatía hacia la negra Bimba duró lo que tardaron el amo y su hijo en dar somera tierra a aquella perra hermana por hacer.

     

                           Siempre entre brumas lo complicado...


   
                 A ver quién NO iba a querer al trasto...
  

                             La Reina Madre: Mía


                               ¡Bimba forever!







                       Un Equipo de dos: Mía y Bimba 





                                Un Trío de mucho cuidado...


¿Cariño desordenado...? ¿Vuelco errado de los sentimientos...? ¡NO! Agradecimiento hacia una especie que nos hace más ligero el camino.
     

                                          Y LA LIGA DE LOS SERES INMISERICORDES.




ana©asaenrama

noviembre2016


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