miércoles, 25 de noviembre de 2015

¡TIERRA A LA VISTA!, Don Cristóbal...




¡TIERRA A LA VISTA!, ConDón Cristóbal...




<<Y con el Señor completamos el pasaje>>, díjole de modo distraído y zumbón a su mujer, que lo escuchaba sentada en la mesa de la cocina como la que oye llover el día 169 en un monzón cochinchino..., mientras ella le metía el huevo de zurcir al talón del calcetín. <<¡Lalito, ya te valeeee! Cualquier día lo metes en un lío, y como si os estuviera viendo delante del juez Castro>>.




La verdad sea dicha, no tenía muy claro Lalo Monje el porqué de las dos o tres visitas anuales a la isla de Malta... Menos aún, que tuviese que ser en bajel la travesía... Mucho más misterioso, el hecho de que hubiese que navegar hasta la Valeta sorteando el enfurecido las más de las veces Estrecho de Bonifacio -entre la norteña y francesa Córcega y la sureña e italiana Cerdeña-, además de escoger la ruta más estrafalaria, menos racional y más inconexa que marino que se preciase pudiese trazar sobre una carta náutica..., pues desbordadas Córcega y Cerdeña, continuaría haciendo parábola el velero a través del siempre complicado paso de Mesina; y ahora sí, de un puntapié desde la punta de la bota italiana rumbo a la Capital de la que fuera colonia de su Graciosa Majestad.

Cuando una persona cree tener cierto dominio sobre la ciencia estadística -de probabilidades, más bien-, de psicología, y del Arte del camuflaje acendrado -atroz disfraz, más bien-..., entonces, mascullaba Lalo Monje, mientras embocaba a palo seco la bocana del Puerto de Valencia y comprobaba el celo de la Guardia Civil , no le espera mejor destino que el que se disponía a retar una vez más; él, unos forofos “fósforos” de las matemáticas y el Señor... Todos, avezados marinos y Vividores sin cuartel...


Fue un primero de octubre cuando partieron esos cofrades, pues la apostada cita tendría lugar durante el último tercio del décimo mes del año. Tal circunvalación ya descrita, surcando lo más septentrional del mar Tirreno, suponía y demandaba toda aquella antelación en el tiempo, las cuales -circunvalación y antelación-, siempre alumbraban y eran testigos de esa lenta maceración y temple que todo jugador necesita, y que va cobrando en su consciencia.


Seis individuos embarcados, sabedores del filo de la navaja por la que surcan, y azarosos y enchufados al portátil en los ratos en los que el Patrón no tira de ellos para los menesteres culinarios y la trabazón del día a día de un buque de dieciséis de eslora..., media docena de hombres así, es mejor tenerlos el mayor número de ocasiones haciendo de pinches, mediante un cuadrante cuasi cuartelero, de lo que será sin duda la argamasa y la pomada de tan complicada convivencia: el momento en derredor de una mesa atestada de suquet de rape o de tataki de atún o de espaguetis a la putanesca o de pollo al curry o de atún marinado con salsa de soja y sésamo o de un caldero de arroz de pescado... pescado al curricán en estelas plateadas.



 Ësto, y hacerles creer imprescindibles en los menesteres de virar y cazar las escotas, o izar y arriar velas, o tomar a mano los rizos de estas últimas..., en un barco acondicionado, aparejado y trimado del modo más egoísta imaginable, pues todo lo anteriormnte descrito había sido capaz de urdirlo y manejarlo en solitarias y gozosas ocasiones una sola persona.


Tener que haber sacado sus enseres del camarote de proa -único rincón de un mediano balandro donde la palabra confort tiene su asiento-, para honrar en esta recalada al Señor, era un acto lleno de simpleza para Lalo, pues todo el bagaje de su Marina iba siempre con él: su cabeza de Barbarossa, su sexto sentido y su corazón. Dos manoseados libros de bolsillo, de lance y viejos, imprescindibles y posibles de leer y releer a ratos muy sueltos; su neceser de aseo; y pare usted de contar. Todo su estar, durante aquellos interiores ratos a los que él llamaba "hacer de Jonás", era acogido por la sala principal y la funcional y estajanovista cocina. 


... ¿Qué se puede comentar de una travesía encajada y trazada con una finalidad tan poco ociosa, meticulosa y espuria, en el fondo; tan profesionalizada en todas sus liturgias?... Muy poco, pues el que no afinaba mañana y tarde todas las probabilidades y embates entre jugadores profesionales, ponía al día y a punto sus cuentas en las sucursales de las ya casi a la vista La Valeta y San Julián...

Durante veinte días y sus noches se navegó en un otoño remansado, veraniego y plácido; y sobre todo se hizo Vida Plena arando el único Mar de la Tierra. 

<<¡Vamos perros!>>. Fueron las palabras cargadas de chanza y medio gangosas que de modo socarrón coordinó el Señor, apostada su pierna menos mala sobre el muelle-pantalán del puerto deportivo. Antes de la maniobra de amarre ya habían acordado el día y la hora del reencuentro de todos para el retorno.


La policía montada de Malta escoltó al regio e ilustre visitante hasta las dependencias de la "Malta Freeport Terminals Ltd."; pareció, entre la canícula, que el depredador subía en la parte posterior de un vehículo de lujo. El repóker de los que aún trajinaban sobre la cubierta adujando cabos y baldeando con agua dulce se restañaba el dolor, por resultar no ser ninguno el acompañante de aquella rubia que le abrió la portezuela al Señor. 

Un taxi llevó a los cuatro matemáticos y a Lalo hasta el apartamento alquilado en San Julián, a la vera del Casino Portomaso... Le sonó el móvil al patrón nada más desparramar el macuto sobre su cama...

- ¡Cariño!, te has dejado aquí el sombrerito y tu barra de labios preferida..., la de marruecos.

- ¡Eres boba u qué? llevo siempre en el camarote media docena apilados; antes me dejo en tierra el GPS , los Ploter  y la colección de Playboy...

Durante diez días, y sus noches..., ya todo fue:
Bet (apostar), Call (ir), Fold (retirarse) -de esto poco-, Check (pasar), Raise (envidar), All-in (apostar todas las fichas de una vez).
& off course... despistar_______






El gasoil, el agua, los víveres para la vuelta y la factura del Puerto -y la propina- los pagó Lalo en meálico... Con billetes de cincuenta. <<¡Amarras fuera!>>. Era la voz del Señor, que hacía con deferencia la maniobra de desatraque.
Los números de este viaje jamás serán publicados; y los sabuesos de Montoro sólo podrían tener constancia de ellos si los bragados componentes de la patrullera de la Guardia Civil tuviesen acceso al magín de Lalo Monje: el voluminoso chásis-carcasa de la luz todo horizonte, situada en todo lo alto del mástil, tuvo en la ocasión que nos entretiene la culpa de esta viveza para con Hacienda...

En el contrato verbal que el Patrón siempre efectuaba con toda la tripulación, la cláusula en la que se especificaba que Él se hacía cargo de todo el vil metal que hubiese en su barco era de Ley. <<¡Cabos sueltos en mi cascarón, ninguno!>>.

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- ¡Bárbara, Majestad, Bárbara, esa Corina!
- ¡Qué Palomita! ¡Has visto, Monje?
- ¿Desea Usted que nos pasemos por Palma y visita a la Familia...?...
- ¿Quieres que te pegue una Real hostia, Monje?
- Entonces nos hacemos unos bordos y dejamos a sotavento Mallorca, Majestad...





® cristóbal de montoro... a cuenta de mi IRPF 2015.-
otoño 2015