UN TAJO,
UNA VIRGEN Y EL PERDÓN.
El verano
de 1934 fue de coco y huevo, en cuanto a que no hubo sombra ni baldeo
al anochecer ni búcaro de Arroyo de la Luz capaz de apaciguarlo; los
correspondientes al trienio 1936-1939 tuvieron muy poco que
envidiarle. Y la madrugada -víspera de la onomástica de
Enrique Domínguez Delgado-, del año que todo español con cierta edad tiene grabado como el del chupinazo inicial y oficial del muy innoble arte cainita, fue plúmbea también. Tan así fue, que
la decisión de Enrique, de coger -desde la campiña marchenera- a su
primogénito y al Opel... y encaramarse súbitos a la serrana Ronda,
lo abrasó, lo derrumbó...
Unas letras de un sobrino de E. Domínguez Delgado a su primo hermano E. Domínguez L-Sanabria, muchísimos años después...
- Enrique Domínguez Delgado
- Enrique Domínguez L-Sanabria
... continúa la carta del primo de mi padre, muchísimos años después...
Me contaron, hace muchísimo tiempo también, que mi abuela Teresa Lucía siempre llevaba a mano una estampa de la Inmaculada Concepción, Reina de la Plaza del Triunfo -en Sevilla- desde 1918, esculpida..., salida de las manos de su primo Lorenzo; y que durante aquellos infernales días no dejó de suplicar un Milagro... La Madre de Dios la consoló y la escuchó: a ella y a todos los reventados en todas las Guerras. Sin color, con o sin razón...
Enrique Domínguez Delgado. Tuvo cara, y tuvo familia que perdonó.
MONUMENTO A LA INMACULADA CONCEPCIÓN.
NOVENA A LA INMACULADA CONCEPCIÓN
© Rafael Mariano Domínguez Fraile
Valencia, diciembre 2015