───────────────────────────────────
Al
final sólo tuvo una muy ligera impresión sobre la naturaleza,
procedencia, genealogía de su apellido. Que en zeta terminaba el
abecedario de los moradores de esa realidad multicultural,
plurinacional, pastuenca, de ONG´S a granel... De eso sí deseaba
archivar algo en su tormentosa consciencia: tanto no le podría
retorcer el brazo a su mismidad. Pero muy poco más respecto a su
identidad anterior a 2014. Olvidó que el hospital donde nació, que
el ambulatorio domador de viruelas, que los colegios e institutos
donde estudió, que los polideportivos que le espigaron, que la
universidad que lo avaló, inaccesible doctorado incluido, para
ponerlo a horcajadas sobre el cohete que orbita el Planet Hollywood
Político...; olvidó, sí, olvidó que todos los detalles, edificios,
circunstancias concernientes a su vida se habían forjado mediante
una correa de transmisión llamada posfrasnquismo y Transición. Era
hijo del fuerte abrazo de España, y le costaba dios y ayuda no ver
más que enemigos a su alrededor. Se podría calificar su ceguera
como enfurruñada, sí, como la que acompaña una tardenoche al
imberbe ante la negativa paterna para pernoctar en casa desconocida.
Los que un primero de octubre lo despeñaron por el balcón de
Ferraz, no tenían ni repajolera idea de lo que motiva que un junco
de rubia no se entregue 100% hasta que se te enganchen los talones bajo/sobre sábanas de seda en Moncloa... Finalmente se emborrachó de él
mismo y de puro OLVIDO: El que deshace naciones por no
reconocer, no rememorar, y no palpar odios y malas maneras casi
decimonónicas; El que, inconsciente, nubla el entendimiento y
el buen juicio para convivir, estando todo el rato al cara o cruz, y
así dar matarile o no; El que NO te obliga a revivir que el Donuts y
la cartera de tu más tierna infancia rebosaban amor a España,
Pedro.
22 de mayo de 2017
© Rafael Mariano Domínguez Fraile
No hay comentarios:
Publicar un comentario